domingo, 25 de noviembre de 2007

Nunu

Holas, soy Nunu. Queria hacer un comentario sobre los vicios, pero vendrá después. Ahora tengo algo que hace que me incruste agujas en los brazos y llene un cuarto de taza de sangre, para luego dejar que se coagule y luego intentar leer mi futuro con ella (algo así como los granos del café). En fin, pero este no es el motivo de mi consulta, aquello no me preocupa. Lo que me preocupa es lo que lo causa, que generalmente es la soledad y la baja autoestima, creada a su vez por las bajas o nulas vibraciones que recibo (o debería recibir) de los hombres. Estoy sola y desesperada, sufro de la crisis de los 30, pero solo tengo 23 y sí, soy complicada como todas las mujeres (lo cual me saca de quicio pues odio ser como las demás, odio ser mujer mujer y no mujer hombre). En fin, y ahora me voy a dar un par de lapos porque no me soporto. Por favor, repondeme el comentario en tu misma pagina, no tengo blog y no quiero dar mi mail. gracias.Nunu.

Lo que menos nos preocupa es lo que, en algún nivel, nos urge: de ahí que los sueños no se entiendan salvo en escasas excepciones. ¿Qué hace esa persona en nuestros sueños, ese perfil que parecía perdido, barajado entre cartas más valiosas? No sé hasta qué punto no te preocupa tu autodestrucción. Si te interesan sus causas es porque ya le has atribuido calidad de resultado. Eso es algo útil, pero arbitrario: puedes comenzar también por ese lado, por la sangre, y considerar cualquier síntoma como causa: la depresión nos engorda y la gordura nos deprime más, la causa y el efecto, en casos como estos, se entreveran.
Además y sobre todo, desde que quieres entenderte respetas tu integridad, así que detengámonos un rato ahí. Integridad, para la psicología tradicional, es lo mismo que cuerpo o condición de vida buena, aunque, en este segundo sentido, restringido al plano material. Prefiero verla como un lugar de acción. En tu cuerpo confluye todo, es por él que dividimos el mundo en externo-interno, por él existe algo llamado alma -que no es poco, exista o no- y algo llamado materia. Si el lugar desde el que el partes te importa poco, las diferencias elementales van a perder valor. Así que, antes de ir a las causas, no pierdas de vista tu cuerpo. Después del cuerpo no hay mucho más. Aunque en él se presenten síntomas de otra realidad, el cuerpo tiene la relevancia suficiente como para reclamar principio.
Lo último lo digo sobre todo por "y llene un cuarto de taza de sangre, para luego dejar que se coagule y luego intentar leer mi futuro con ella (algo así como los granos del café)." Afán de trivializar un poco adolescente, recontextualización lúdica y pseudotrascendente... Tu problema, no obstante, tiene todo el cariz de la adultez, por razones que revisaremos luego. No lo abandones a un juego de palabras.
Ahora, dada la sangre y los cortes, es obvio que ha perdido cierto valor para ti, y que tendremos que movernos hacia alguna otra parte para que recobre el lugar de centro que le corresponde. La baja autoestima y la soledad aparecen como geografías que han calado al punto de reclamar cada una su nombre. Revisémoslas a partir de inquietudes que, espero, respondas como comentarios a este post.

La baja autoestima supone al menos dos yoes: el que es y el que mira y dice, opinando sobre el otro, "no me gustas". Alguien en nosotros le dice a alguien en nosotros "no me gustas". Las personas con baja autoestima suelen ser introspectivas precisamente por eso, porque el desagrado que produce la mirada interior lleva a desarrollar la mirada en busca de respuestas. Cuando, en cambio, lo que vemos nos gusta, no hay necesidad de pensar mucho en el acto de ver. El que tiene buena autoestima se dice: ¿para qué tantas preguntas al respecto? Si existe una armonía total en el acto, si el resultado es bueno, sigamos mirando en esa dirección tal y como lo venimos haciendo.

La baja autoestima, así, como toda crisis, es un excelente comienzo. Hay que aprender a ver ahí abajo y preguntarse quién ve y quién es visto, quién ha construido esa mirada y por qué le importa al otro que, a veces escondido, a veces más valiente, llora reclamando el derecho a ser bello. Porque la belleza es un derecho. La verdadera belleza, obviamente, la que surge del movimiento, no la de las figuras de plástico; una belleza que rara vez es espontánea y que cualquiera que se encuentre puede conquistar.

Primero, entonces, no desaproveches tu situación para afinar un sentido que tienes desarrollado, ese ojo interior que te arde. Te acompaña siempre; de hecho, y esto nos sirve para pasar al tema de la soledad, nunca estás sola, no te molesta la falta de compañía -estás excesivamente acompañada por ti-: te molesta que todo lo que acumula el intercambio generado entre tus yoes no tenga un camino hacia fuera. Ese camino puede ser una pareja -lo que es recomendable, porque el sexo encamina las pulsiones que de otra manera se enredan-, pero que no tiene que ser NECESARIAMENTE una pareja. Tiene que ser un educto que compita con el ensimismamiento de los yoes. Algo que puedas ver y mostrar tan claramente, que te sientas acompañada de forma auténtica, comunicada, canalizada. La compañía física -aunque sea con buen sexo- sin ese resultado, sin esa duplicación, solo te hará sentir doblemente sola. Eso no lo dudes.
Sobre la desesperación de la que hablas, asumo que es el correlato de la impaciencia en la que cualquier tipo de problema, tu incomunicación en particular, nos sume cuando no se observa ninguna posibilidad de cambio. Solo si lo anterior no es útil habrá que atenderla como una dimensión aparte.
Merece atención, además de lo anterior, el cierre de tu mensaje, las alusiones al problema como propio de un género. Para eso debo repreguntar: ¿dónde está la mujer en todo esto?, ¿estamos hablando de necesidades sexuales no explícitas? Si así es, ¿qué necesitas de un hombre que no pueda darte otra persona (hombre o mujer)? El impulso sexual es básico y totalizante, pero debe estar subordinado si quieres mayor campo de acción. De lo contrario, el problema puede enfrentarse mejor en un foro de parejas, puedes ahí encontrar un tipo que te guste y cumpla fantasías insatisfechas. De no ser el caso, que es lo que imagino, trata de replantear las urgencias en otros términos, al menos más ligados con las vivencias que completan toda tu integridad.
mtc.
pd. Para enfrentar el problema de la mirada que juzga desde dentro, pregúntate quién o quiénes te han juzgado de una manera que no deseabas, que no estaba a la altura de los afectos esperados... Es primario el deseo de que nos deseen; cuando ello no sucede, perdemos sustancia y todo parece suspenderse hasta ese próximo aviso que no llega y que completamos con la reiteración dolorosa, confusa y cifrada de los primeros rechazos. Regresa hasta esos momentos, intérpretalos ya no con la ingenuidad de la infancia, sino con el rigor de un igual o superior, con la distancia irónica de la inteligencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya sé cuál es la causa de mis problemas, y también la causa de mi causa; Y ESE ES EL PROBLEMA con el psicoanálisis, muchas “causas” pero ninguna respuesta.
O sea, ya, no me importa que de niña mis padres no fueran lo suficientemente afectuosos conmigo, lo que derivó en mi inseguridad y falta de autoestima. Eso no me importa porque sé que me quieren a su manera. Ahora, cómo curo mi inseguridad y mi falta de autoestima.
Un novio una vez me llenó el vacío y escondió al ojo de "mordor", el ojo desaprobador de mi vida, por tres años, pero no lo elimino, y volvió a tomar vida destruyéndolo todo. Luego me di cuenta que en realidad lo único que había pasado era que había logrado, con ayuda de un novio, esconder y restarle importancia a mis inseguridades, incluso muchas las eliminé, pero el ojo desaprobador nunca se fue, la raíz sigue ahí. Ahora intento matarlo desde dentro, pero la idea de matarlo desde fuera –primero- y luego ya de dentro (si llega a ser necesario), parece la más fácil. Matarlo a través del cuerpo y lo material (digo material no en el sentido ufano y vacío, sino en el sentido de lo terrenal que merece la pena):
Intento crear un nuevo sueño ya que el anterior quedó destruido por mi ojo de "mordor", y prefiero construir sobre una tierra nueva que sobre cenizas. O sea, tierra nueva, sueño nuevo. Espero construir un palacio con una fortaleza, que solo deje entrar lo bueno o conveniente; sin embargo sé que dentro de él, en el calabozo, seguirá escondido el dragón, el ojo maligno que, si bien no podrá desaprobar porque desde el calabozo solo verá oscuridad, seguirá siendo la mayor amenaza del reino, quizás la única y más importante. Puede que se pudra dentro e impregne su hedor en todo el palacio, arruinándolo todo a su paso, otra vez… ¡OTRA VEZ! He de eliminarlo, pero cómo. ¿es eso posible? ¿Alguien ha acaso luchado contra sus demonios internos y ganado?
Me pregunto si vale la pena soñar otra vez. Nada me garantiza que el sueño no se destruirá y que volveré a estar en esta situación. Sin embargo, parece ser la única manera de acabar con el monstruo… Pero igual, ¿el monstruo, el ojo de "Mordor" desaprobador, morirá acaso o seguirá en los calabozos, ya sin energía para destruir, casi manso pero sin ninguna utilidad?
Al no saber qué hacer, no hago nada… o hago lo mismo: pensar en maneras de matar al ojo para luego sucumbir a su poder maligno.
Lo que quiero decir en resumen con todo esto es que ya sé qué fue lo que creó al ojo maligno, el dragón que ha matado el 75% de mi alma; ahora bien, ¿cómo lo mato? ¿O cómo lo acepto en mi vida y lo transformo de tal manera que sea algo positivo en mí; si tal cosa es en realidad posible?
En todo caso, comenzaré por lo terrenal: mi cuerpo. No dejaré de fumar ya que eso me haría ganar muchos kilos más y lo que quiero es perder peso. Así que comenzaré a perder peso con alguna disciplina saludable tal como una dieta y ejercicios. Me hará sentir mejor conmigo misma, lo sé. Pero, ¿me atreveré? ¿Seré capaz?
Nunu.